Con iniciativa y ayuda financiera del reconocido chef peruano Gastón Acurio y el apoyo del Ministerio de Inclusión Social, se le da al estudio de arquitectura 51-1 Arquitectos el encargo de crear un huerto en el Centro de Educación Inicial no.129, ubicado en Ventanilla. Con la ayuda del ingeniero agrónomo Luis Camacho vieron la manera de generar suelo cultivable en medio del desierto.
El objetivo fue crear un espacio dónde los niños puedan aprender no sólo a cultivar, sino que también a preparar dichos alimentos, y luego cuando regresen a sus casas empiecen a cocinar con su familia, esto, además, conecta a los niños con la vegetación, algo inexistente en esa parte de la ciudad. Debido a la escasez de recursos, había que ser creativos, el piso de la cocina se volvía un techo de sombra y los materiales usados son los mismos utilizados en las construcciones de la zona. El arcoíris fue pensado como un módulo que se pueda replicar en varias partes de Lima, y de esa manera, ir creando arco iris para más niños.
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