La comunidad de Chuquibambilla, ubicada en el VRAEM, no cuentan con agua, electricidad o alcantarillado. El proyecto del colegio buscaba suplir parte de la gran deficiencia de infraestructura escolar de la zona, pero el equipo del proyecto vio que había que hacer más que eso, y meter a la comunidad al proyecto para suplir sus verdaderas necesidades. El proyecto se transformó en un sitio intercambio y desarrollo para la comunidad, con espacios multifuncionales que podrían convertirse en comedor o sala de baile. Se usa tecnología como paneles solares para dar energía a la sala de cómputo y cuenta con un sistema de reciclaje de agua para riego. Se crea además, el confort térmico necesario prestando atención a la luz solar y ventilación cruzada. El colegio no fue fácil de realizar, la arquitecta Marta Maccaglia cuenta en una charla TED la desconfianza inicial que tenían los pobladores, y como entabla amistad con un niño que le advierte que estaba poniendo su vida en riesgo. A pesar del miedo inicial, logró ganar de a pocos la confianza de los pobladores para terminar el proyecto.
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